Muchas veces el yoga se da por sentado que es doblarse hacia un lado y hacia el otro, sin casi ningún esfuerzo y casi nada de dolor.

Bueno, pues eso no es cierto.

En una practica real se atraviesa el dolor, no solamente el físico: músculos, articulaciones, volver a usar partes del cuerpo que creías que no existían…

Si no que además se pone a prueba la voluntad, una fuerza increíble comienza a asomarse y te sorprende el sudor y el tono que empieza a tener tu cuerpo rápidamente. Pero lo que mas te asombra es la tranquilidad de tu mente y cómo poco a poco, algo dentro tuyo se acomoda de una manera que no conocías y da lugar a una nueva manera del ver las cosas, de ver el mundo y también una manera diferente de verte a vos mismo.

En las asanas, cuando nos “doblamos” estamos respirando profundo, muy profundo, porque muchas de las posturas no son nada fáciles y eso necesita de mucho prana: energia vital, que en este caso la absorbemos a través del aire que respiramos.

Lo que sucede en el camino antes de tomarnos de los dedos de los pies o buscar llegar a hacer un hermoso puente, es lo que crea un sello, una huella que se va marcando cada vez mas hasta que queda fijada con mucho sudor en nuestro ser. Esta huella nunca se borra, esta impregnada en una mapa de energia sútil maravilloso, donde cada vez que nos subimos arriba de la colchoneta dibujamos y fijamos nuevas huellas. Estos sellos sagrados cargados de voluntad nos moldean el caracter, nos hacen mas fuertes, nos relajan, nos proveen de herramientas para ser genuinos y honestos con nosotros mismos.

Mientras sucede todo este cambio (que no sucede de la noche a la mañana) vamos generando nuevas vibras a nuestro alrededor, cambiando la energía del lugar donde vivimos, por ejemplo y así irradiamos la filosofía a otras personas. El CONOCIMIENTO SE COMPARTE, a través de un saludo, de una mirada, de una oración y si queres también desde un video o desde una foto, pero lo cierto es que la esencia del yoga es mucho mas profunda que una postal. La practica misma te revela ante un mundo desconocido, que al principio quizás te da miedo, pero que una vez que tomaste ese vuelo no hay regreso atrás, porque lo que acontece es lo verdadero y eso es lo único que importa.

OM